Jackie Brown (Pam Grier) es una azafata de vuelo que, necesitada de dinero, hace de correo para Robbie, un mafioso buscado por la policía. Todo parece ir bien, hasta que un día es sorprendida en la aduana y acusada de tráfico de drogas y evasión. Para evitar ingresar en prisión, la policía sólo deja a Jackie una salida: ayudarles a llegar hasta Robbie.
Tenemos aquí una película de Tarantino que no es tan explícita y violenta como nos tenía acostumbrados, lo que puede suponer un punto a su favor para los que no se sientan atraídos por los tiroteos.
Tarantino nos lleva sin grandes excesos a través de una historia muy bien conducida y casi lineal (para los que se perdieran con Reservoir Dogs o Pulp Fiction). La historia es consistente y los personajes son consecuentes, pero los dos grandes puntos de esta película son, a mi modo de ver, el director y los actores.
Poco se puede decir que no se haya dicho ya de la excelente forma de dirigir de Tarantino. En cuanto al reparto, tenemos a un Samuel L. Jackson que borda su papel (hay que verlo en versión original para apreciar del todo lo barriobajero que es el aprendiz de traficante este), un De Niro brillante, y una Pam Grier impecable en su papel de la calculadora Jackie (misteriosamente, no ha vuelto a tener un papel significante en ninguna película decente), y un Robert Forster a quien el papel de Max le valió la nominación al Oscar.
No está a la altura de Pulp Fiction ni Reservoir Dogs, pero no obstante es una muy buena película.
Nota: 8/10.
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