Yo soy de los que se compran el número uno de los coleccionables. Sobre todo en septiembre, un mes al que llegan a los kioskos toda una gran variedad de zarrios en formato de coleccionable.
Casi nunca paso del número uno, no obstante. Las pocas veces que lo he hecho te encuentras:
- Cambios en las colecciones, sin avisar
- Cancelaciones
- Si las vas a buscar al kiosko, de repente la editorial no le manda
- Si te suscribes, te llegan a casa golpeados, con cortes de cutter...
- La calidad, especialmente de los libros, es penosa.
- Los precios son desorbitados.
- La gran mayoría de los números de la colección son basura, y apenas tienen interés los pocos que vienen reflejados en la publicidad.
Yo es que no entiendo este modelo de negocio. Una vez leí (nosedonde) que las editoriales cubrían costes con lo que vendían del número uno. No sé si creermelo, porque entonces... porqué no hacer una colección de números 1, todo cosas diferentes, a precio tirado? La seguiría todo el mundo! Se forrarían! Y por otra parte, vale la pena el 'desprestigio' que supone asociar tu editorial a un serie de productos de mierda?
A ver si alguien me lo puede explicar, porque yo no lo entiendo.
Pero los sigo comprando.
Eso tampoco lo entiendo.
Mierda.
4 Comentarios al respecto:
Desde muy niño me han encantado los quioscos, tienen algo que me fascina y me hipnotiza. Creo que hubiera sido feliz regentando uno. No puedo pasar por un quiosco sin pararme a repasar todas las publicaciones que cuelgan de sus paredes. Cuántas maravillas he descubierto en esas inspecciones. Ya casi no me paro ante ellos. Añoro aquella época en la que recorría las calles buscando el nuevo ejemplar de El Guerrero del Antifaz, de El Príncipe Valiente de Burulan, de Relatos Salvajes de Vértice. Caminaba durante horas peinando toda la zona, siempre con la vana esperanza de que si mi comic favorito no había llegado a uno de los puestos, tal vez estaría en otro. Hoy esas pequeñas casetas apostadas en las esquinas han sido sitituidas por vistosos caserones atiborrados de publicaciones superpuestas en las que no puedes distinguir nada de lo que hay en sus portadas. Y aquellos comics surtidos de mi infancia han desaparecido en favor de toneladas de prensa del corazón y revistas pornográficas.
Y de coleccionables. Cada año por enero y septiembre una avalancha de las colecciones más peregrinas llega a los quioscos. Tacitas de té, dinosaurios recortables, reproducciones de palacios en miniatura, rebuznos envasados al vacío. Vendidas con marchamo de calidad, como si fueran el no va más del prestigio y el refinamiento. Para rellenar una estantería y que queden la mar de bien. En mis visitas a los quioscos he podido darme de bruces con colecciones que jamás pensé que se vendieran y con gente que jamás pensé que las compraría. Y también he sido testigo de alguna anécdota rocambolesca, demostración palmaria de que uno no sabe que necesita algo hasta que la televisión te dice que lo necesitas. Permítame reproducirle una conversación que no tuve más remedio que oir mientras olfateaba en busca de un diamante entre el carbón.
La señora se acerca muy dispuesta, con aires de saber muy bien lo que quiere, directa a preguntar al quiosquero.
- Buenas ¿Tiene esa colección que acaba de salir...? Mmm... se llama música... música... cántabra.
En ese momento yo doy un respingo. Vale, no quería meter la nariz en un asunto que no era mio. Soy un tipo educado, de veras que no quería escuchar eso. Pero a partir de ese momento tenía que saber qué iba a pasar ahí. Era evidente que la señora quería decir música celta. Y era también evidente que no tenía ni repajolera idea de lo que estaba hablando, pero que eso le sonaba muy new age y espiritual y muy en la onda y tal. El quiosquero se lo piensa. No le suena, claro. Entonces se le ilumina la cara con una brillante idea.
- No, verá, esa no nos ha llegado, pero tal vez le interese esta otra. ¡Es de música... sacrílega!
Y yo, que adivino que lo que el hombre intenta decir es música sacra, intento ayudar. Pero se me escapa una carcajada, miro a mi alrededor disimulando y salgo por pies.
Yo solo me he suscrito a una colección en mi vida, fue hace muuuchos años, y era la de espisodios de Star Trek Original en video.
La hice enterita y además venía con unos fasciculos que explicaban muchas cosas de la serie, analizaban personaje a personaje, y glosario, etc...
Todavía la tengo, aunque acabé comprándomela en DVD me hace gracia tener todos esos videos...
@ Nemo Nadir: Bienvenido! Y gracias por comentar. Interesante anécdota... si es que muchas veces la gente no sabe lo que compra (juas, me ha pasado hasta a mí),... pero como vale 0,99€, te lo llevas a casa igual.
@ marguis: yo es que a veces soy un poco compulsivo a la hora de comprar.
Por cierto, no quiero ni imaginarme todo el volumen de estantería que esos VHS ocupan en tu casa...
marguis:
algún día cuando lo tenga todo colocado como toca postearé fotos de mis estanterías de libros y videos... no cabe ni un alfiler...
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